Conocer los tipos y grados de dependencia que existen es fundamental para saber que ayudas podemos solicitar para aquellas personas mayores y/o en situación de dependencia. ¿Qué entendemos por dependencia? La dependencia se define como la necesidad de ayuda que una persona requiere para poder realizar las actividades de su vida diaria como consecuencia de la pérdida parcial o total de su autonomía ya sea física, psíquica o mental.
En este sentido, podemos hablar de dependencia, no sólo en la vejez sino en ciertos momentos en la vida de una persona de cualquier edad que no puede valerse por sí misma. En cualquiera de los casos, las ayudas públicas a las personas dependientes y sus familias, están reguladas por el Sistema de Autonomía y Atención a la Dependencia (SAAD) que otorgará diversos grados según la situación de cada persona.
Los tipos y grados de dependencia nos ayudarán a conocer las necesidades específicas de cada afectado dentro del marco jurídico establecido. Así, podemos clasificar los grados de dependencia recogidos en la Ley de Dependencia, de la siguiente manera:
Grados de dependencia
Grado l o dependencia moderada: En este primer estadio de dependencia, la persona afectada puede valerse por sí misma, necesitando ayuda o asistencia en momentos puntuales, generalmente, una vez al día y en determinadas tareas de su vida cotidiana.
Grado ll o dependencia severa: la persona afectada necesita de la asistencia de un cuidador o familiar, varias veces al día, para desarrollar sus actividades diarias. La pérdida de autonomía se considera de nivel intermedio, en la que la persona tiene dificultades para algunas cosas, pero no necesita la presencia continua de un cuidador.
Grado lll o Gran Dependencia: en estos casos, la persona dependiente ha perdido su capacidad de desenvolverse por sí mismo en su totalidad, por lo que necesita la asistencia de una persona en su totalidad. Es el grado máximo de dependencia, en el que podemos estar hablando de la presencia de profesionales especializados en el cuidado de estas personas.
La dependencia genera una serie de necesidades que requieren de trabajadores cualificados y experimentados en tratar con personas que padecen algún tipo de enfermedad o bien personas mayores que ya no pueden valerse por sí mismas. Según las previsiones, en nuestro país habrá más de un millón doscientos mil dependientes, la gran mayoría, personas mayores, en lo que tiene mucho que ver la esperanza de vida. España necesitará de cuidadores que se hagan cargo de nuestros mayores.
Hasta ahora, la atención a estas personas provenía de algún familiar, situación que cambia a pequeños pasos, siendo necesario garantizar el acceso a los servicios sociales de dependencia para los adultos mayores y aquellas personas dependientes de todas las edades, ya sea mediante la ayuda a domicilio, teleasistencia, la prevención de estas situaciones, centros de día, residencias u otro tipo de ayudas además de la prestación económica vinculada al servicio.
Las necesidades específicas de cada persona, vendrán marcadas según el tipo de dependencia que padezca, establecidos y definidos por la legislación vigente, Ley 39/2006, pudiendo diferenciar cuatro tipos como veremos a continuación:
Tipos de dependencia que existen
Dependencia física: la persona afectada pierda la autonomía de sus funciones corporales y su relación con el entorno.
Dependencia mental: la capacidad de resolver sus problemas y de tomar decisiones se ve afectada. Podemos englobar enfermedades como la demencia, alzheimer, retraso mental…
Dependencia mixta: como su nombre indica, es una mezcla de dependencia física y psíquica en lo que provoca problemas de movilidad asociados a problemas sensoriales.
Dependencia sensorial: se producen alteraciones en alguno de los sentidos y que influyen de manera directa en la capacidad de la persona en su vida diaria.