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Hábitos saludables para los mayores

    Hábitos saludables para los mayores

    Con el creciente envejecimiento de la población en los países y sociedades occidentales, la adopción de hábitos saludables para los mayores se ha convertido en una necesidad para porciones cada vez mayores de la demografía en lugares como España. El envejecimiento activo y saludable se ha transformado en algo esencial para prevenir y evitar los problemas y trastornos de salud a que se es tan propenso en la tercera edad, o al menos para disminuir sus efectos perniciosos.

    Los hábitos de vida saludable alcanzan a los más diversos ámbitos del vivir cotidiano: lo mismo en la nutrición diaria como en la forma física, la salud psíquica, o las relaciones sociales y participación social de la persona anciana. Ello es indispensable para la buena salud de las personas de edad provecta, pues tanto las depresiones y ansiedad, como el sedentarismo, la soledad y el aislamiento social, son males tan habituales como profundamente perjudiciales al anciano.

    Son muchos los aspectos que influyen en el buen envejecimiento, algunos que dependen de nosotros mismos y que podemos controlar, y otros a los que no podemos hacer frente. En estas décadas, la población mayor de 65 años aumentará considerablemente, por lo que debemos prestar atención a diversos ámbitos de nuestra vida para mejorar nuestra salud, bienestar y llegar a la ancianidad de la mejor manera posible, cuidándonos.

    ¿Qué aspectos debemos cuidar en la salud de los mayores?

    Nutrición: el primer aspecto en que hay que establecer hábitos saludables para los mayores es sin duda el más esencial de todos: la alimentación diaria. Con los cambios físicos y fisiológicos (y, por tanto, metabólicos) propios de la edad, se hace necesario adoptar unos hábitos nutricionales adaptados a esta nueva situación.

    Las proteínas poseen una importancia cardinal, puesto que fomentan la reconstrucción de las células. Los materiales proteínicos son esenciales en la construcción y regeneración de nuestro cuerpo, y por lo tanto resultan claves en una época de mayor fragilidad física como es la vejez.

    ¿Cuál sería la dieta perfecta?

    • El desayuno ha de aportar un 15% de la energía calórica del día, y de estar constituido por café, leche (a ser posible semidesnatada, por contener menos grasa animal, aunque sin pérdida de los nutrientes propios de los lácteos), y aconsejable acompañar de pan integral tostado con fibra (para una mejor regulación intestinal), dos cucharadas de mermelada o miel, para una razonable aportación de azúcares, y asimismo fruta fresca y zumos sin azúcar.
    • Almuerzo de media mañana o merienda de media tarde (tentempiés): ha de aportar el 5% de energía del día, y consistir en fruta o yogur (que estabiliza nuestra flora intestinal), zumos sin azúcares añadidos e infusiones, y agua. Se pueden añadir galletas, ya sean saladas o dulces.
    • Comida: el almuerzo grande, o comida del mediodía o primeras horas de la tarde: su aportación energética ha de ser del 40%. Es aconsejable un plato de pasta o arroz, y guarnición ligera, mejor a base de verduras, a las que se puede añadir algo de pescado. Se deben evitar las frituras, en favor de los alimentos cocinados al vapor u horneados.
    • Cena: ha de aportar un 35% de la energía del día, y ha de ser ligera. Sopa de verduras, sopa de sémola, carne ligera, jamón, queso, huevos, pescado ligero. Se recomienda agregar una porción de verduras y fruta

    Salud física

    Sin duda, el ejercicio físico es uno de los hábitos más saludables que existen tanto para personas mayores como para cualquier edad. La actividad física es fundamental para mantener al organismo en óptimas condiciones, aporta fuerza y flexibilidad, mayor equilibrio evitando las caídas, regula el fluyo sanguíneo y previene enfermedades cardiovasculares y degenerativas, a la vez que influye decisivamente en el estado de ánimo.

    Para ello hay que tener en cuenta lo siguiente:

    • Realizar ejercicios y entrenamientos de manera progresiva, según la capacidad y condiciones físicas de cada uno.
    • Hacer tales ejercicios con regularidad.
    • Realizarlos en grupo, con gente de un nivel similar al de uno.
    • Evitar competiciones y esfuerzos violentos.
    • Llevar la ropa y zapatos adecuados.
    • Vigilar los peligros de hipotermia y la deshidratación.

    Salud mental

    Al igual que la salud física es importante, cuidar nuestra salud mental lo es a partes iguales. Es necesario que los mayores se mantengan activos llegados a esta edad, cultivando la mente y permitiendo entrar sensaciones buenas, evitando así la depresión, la tristeza, la soledad y otro tipo de enfermedades que merman la salud mental de los mayores.

    Llevar a cabo diversas actividades y hábitos, son necesarios para una buena salud psíquica en la tercera edad:

    • Actividades que les mantengan la mente activa, sus inquietudes, aprendizaje y les aporten esa dosis extra de autoestima que necesitan para sentirse realizados y bien consigo mismos. Leer, escribir, dibujar… son actividades que le ayudan a ello, fomentando la creatividad y reduciendo la pérdida de memoria, por ejemplo.
    • Participación social y relaciones sociales: fomentar las relaciones sociales y estar en contacto con amigos y seres queridos es un gran antídoto en la vejez, quitando de en medio la temida soledad. Mantener el contacto con otras personas genera nuevos lazos e integración a grupos con gustos parecidos, creando vínculos entre sus miembros. Ayuda a la autoestima y a evitar problemas de depresión o ansiedad.
    • Mantenerse ocupado y activo: establecer rutinas diarias ayuda de alguna forma a llenar los días de actividad y sentirse realizados.

    Los hábitos saludables para los mayores son fáciles de adoptar si se siguen estos básicos consejos.